sábado, 30 de enero de 2021

De Barlovento a la Aldea: piedras en la carretera


   Una señora de Gallegos me escribe unas letras contando las dificultades que tiene para que sus hijos asistan a clase en Barlovento y Los Sauces. Antes eran nueve kilómetros, ahora son varias horas, y unos treinta kilómetros, cogiendo por Cruz Castillo o por la Carretera del Monte, dando vueltas, ya que en Gallegos hay corte de carretera y hacen una vía de urgencia, pero no trabajan sábados y domingos, cierre total. ¿Estamos para ayudar y mejorar la vida a nuestra gente, o para favorecer la huida del territorio?. ¡Todos a las zonas urbanas, y los pueblos vaciados!.


Le agradezco al periódico El Día que me den esta atalaya para mirar los acantilados, no sólo las piedras en las carreteras, sino sobre todo las piedras culturales que nos aíslan y empobrecen. Tengo que hacer una lectura personal de los alegatos políticos y la vida: Cuando era niño me llevaron a Las Mimbreras para pedirle al ministro de Franco, Jorge Vigón, la carretera de Garafía, hoy 70 años después está en el mismo sitio, hay una pista con menos de seis metros de ancho construida por el Cabildo, con túneles de tres metros de ancho y acantilados en sus bordes.


El Barranco de Gallegos, lo conocí con un saco de postura de tabaco al hombro, hasta el quiosco de la Palmita en obras, -la pista por la que hoy se comunican los vecinos del norte de La Palma-, cogía la guagua para plantar en las proximidades del Faro de Punta Cumplida. Ahora, en nombre de la seguridad cerramos la carretera de manera total, creando condiciones para que los que queden en las "islas" de Franceses y Gallegos, emigren. Con el alegato de la seguridad olvidamos que en otro tiempo en la carretera teníamos horas abiertas, para facilitar la vida a los vecinos. Recordemos, ya que podemos recordar, las obras en las vueltas de la carretera de San Juanito en Puntallana, y qué decir de la carretera a Valle Gran Rey, piedras de los acantilados, pasando por Arure, Guadá, camino la Calera, etc. Señores responsables políticos, la seguridad total no existe, ni en Gallegos, ni en Madrid, ya que en terrenos planos también caen rayos.


Lamento pensar que las obras están más condicionadas por el interés de la empresa constructora que pensando en los vecinos y su calidad de vida, seguimos expulsando campesinos hacia los núcleos urbanos. Lamentablemente, “como tienen pocos votos” no hay una preocupación especial.


En la Aldea se están construyendo túneles, entre otras cosas, porque los aldeanos han peleado por la tierra, por la construcción de las presas de Siverio y Parralillo, por la defensa de los cultivos de tomates.


Gallegos y Franceses han perdido en los últimos años el 70% de la población, y ahora las piedras de la carretera crean ambiente para continuar empobreciendo un territorio y su gente. Tenemos la obligación de tender puentes de entendimiento con los vecinos, buscar la manera de dar la vuelta al territorio, agua, suelo para cultivar, naturaleza, dignificación de la vida rural, vincular a los niños con el territorio y la naturaleza. El espejismo urbano está creando guetos con problemas serios, la Montaña Tenisca “como mayor núcleo de Garafianos de La Palma”, dignifiquemos social y ambientalmente la vida y la sociedad en nuestros pueblos. Dejar de recorrer nueve kilómetros de Gallegos a Barlovento, y obligar a recorrer los treinta kilómetros por Cruz Castillo, con obras de urgencia y no trabajando sábados y domingos, indica que no se están haciendo las cosas bien.


No quieren hablar de política, con respecto a la carretera, el papel del Cabildo y las obras públicas del Gobierno ¿dónde están?, ¿No es la carretera de circunvalación de la isla de La Palma?, ¿Es entendible que la carretera esté parada más de setenta años?. Y que ahora, la obra más importante en la zona sea un mirador turístico desde el porís de Gallegos, para contemplar la costa norte de la isla.

La señora anima a sus hijos, que aquí y ahora, pueden hacer una isla vivible, con más calidad de vida, hemos de exigir y colaborar en una tierra más solidaria, ya que el gallego de ayer, cuando malvivían y tuvieron que emigrar mil personas no era un mundo ideal. Hoy tenemos recursos para hacer un mundo más solidario y digno, las "islas" de Franceses y Gallegos no son “guetos marginados”, para las mejoras en la carretera han de contar con los vecinos, se ha de dignificar la isla vaciada, está en nuestras manos.



2 comentarios:

  1. Cuando yo llegué a La Palma, en Junio de 1985, estaba al caer la visita de toda la sangre AZUL de Europa, por la apertura del complejo de observatorios en el Roque de Los Muchachos. Llegar a Barlovento me llevó un buen rato, por las obras urgentes en los alrededores de San Juanito, enfocadas a que tan dignos visitantes pudieran subir en guaguas a la Cumbre; el cazador de osos accedería en helicóptero, por cierto, y la mayoría de sus primos alcanzaría las alturas en penoso estado, debido a lo sinuoso del recorrido.

    Pero, llegaran como llegaran, las obras en la carretera al Roque se hizo en tiempo exprés. Cuando mi primer día en La Palma me contaron del proyecto, ni "jarto de ron" creería yo que el trabajo estaría listo para la fecha planeada, pero se consiguió.

    Hoy, casi 35 años más tarde, no hemos sido capaces de enlazar con un cierto grado de seguridad a los vecinos del norte de la isla. Evidentemente, los magos no tienen sangre AZUL, sino roja.

    Aunque, bien pensado, roja es también la de la muchachada que asiste a clase en la famosa "Sindical", en las afueras de Santa Cruz de La Palma. Y allí, porque era necesario y justo, se construyó un túnel también en breve tiempo.

    Pero, de nuevo, el mago ni tiene sangre azul ni -como su nombre indica- vive en la ciudad...

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  2. Los supersticiosos idólatras tenían -y algunos aún tienen- a un tal San Isidro labrador, al cual le cuidaban los campos unos ángeles caídos del cielo, y valga la redundancia.

    Quizá hay gente esperando ese auxilio divino; otros quizá confíen más en ¨la mano invisible" del Mercado (lo pongo en mayúscula, para que se entienda mejor...). Es chusco saber lo que dice la Ecología -que parece que da menos miedo que Carlos Marx- acerca de los
    ángeles, de los arcángeles y de Wall Street.

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