Cuesta entender el deterioro de una cultura en un territorio pionero en la agricultura de regadío y en los alumbramientos de agua en Tenerife. Los manantiales localizados en los barrancos de Añavingo y Badajoz crearon los mayores oasis de regadío del sotavento de Tenerife, ya que los regadíos con aguas del Barranco del Infierno en Adeje a los del Barranco del Río en Granadilla no tuvieron la importancia de los güimareros.
Los municipios de Candelaria, Arafo y Güímar fueron pioneros en la construcción de galerías. Aquí hubo un nido de hombres y mujeres vinculados y comprometido en la búsqueda del líquido elemento y esto no es un oasis casual en la construcción de galerías en Tenerife y en Canarias, siendo un emporio en alumbramientos de agua. De aquí partieron numerosos canales que aportaron agua para beber y para regar en el área de Santa Cruz de Tenerife, La Laguna, Tegueste, El Rosario y el extremo Este de Tacoronte.