Las primeras décadas del siglo XXI ponen de manifiesto que la naturaleza no la debemos gestionar de manera coyuntural y con un interés inmediato. La filosofía de usar y tirar, los alegatos ecoambientalistas y los comportamientos cortoplacistas no tienen cabida para una buena gestión del entorno y no podemos tratar la naturaleza como si fuera una propiedad de un par de generaciones.
El problema del agua en Canarias es antiguo, pero han surgido nuevos planteamientos como su utilización para la actividad agraria o para llenar las piscinas. Mañana la actividad agraria ha de competir en el mercado con el precio y el uso del agua, pero no debemos perder la perspectiva que la tierra y el agua no son una simple mercancía sino un modelo de vida que nos hace cada día más dependiente. ¿Son el agua y la tierra solo mercancías?