En los últimos 40 años los municipios palmeros que van desde Barranco Seco hasta Las Tricias-Puntallana, Los Sauces, Barlovento y Garafía han dispuesto del mayor caudal de agua del archipiélago, fruto fundamentalmente -y pese al retroceso de Marcos y Cordero- de la presencia de manantiales y del trabajo en las galerías en épocas de austeridad. Esa labor se hizo pensando fundamentalmente en la ampliación de zonas de regadío, sobre todo en nuevas sorribas en zonas de costa, en las necesidades de la población y, en general, en una cultura agraria que, como sabemos, se encuentra en franco retroceso.
En este sentido, este esfuerzo y capitalización de la producción y almacenamiento de agua hizo posible que desde Martín Luis-Puntallana hasta La Fajana de Franceses-Garafía se sorribarran más de 1.000 hectáreas con tierra de cultivo destinadas al regadío. Y esto ha sido así hasta nuestros días y muy pocos espacios o “manchas” de abandono se observan. Contrasta, sin embargo, esta situación con la de cultivos fundamentales más de medianías como es el de la papa.