“(…) Que desde tiempo casi inmemorial, los pequeños y modestos agricultores de Tijarafe, han vivido en la opresión de un régimen feudal del medievo, por virtud de la dependencia esclavizante a que les han sometido dos o tres propietarios exclusivistas de aguas (…)”
Con esas angustiosas palabras se dirigían los 153 miembros de la cooperativa agrícola La Prosperidad, nada menos que en apogeo del Franquismo a finales de marzo de 1968, a las autoridades en un extenso escrito firmado de puño y letra por todos ellos en el que mostraban su desesperación y desasosiego ante el intento de precintar el pozo que representaba sus últimas esperanzas para salvar las tierras de cultivo, en regadío, en la Punta de Tijarafe.