sábado, 27 de mayo de 2023

Una reflexión sobre el agua


Alcaldes de varios municipios del Noroeste de Tenerife e Isla Baja, de cuatro formaciones políticas distintas, se pusieron de acuerdo hace ahora dos años para iniciar una campaña denominada ‘El agua, una responsabilidad compartida’. Icod de los Vinos, La Guancha, Buenavista del Norte, San Juan de la Rambla, Garachico, Los Silos y El Tanque expresaron en aquel momento su preocupación al ver que cada año los veranos parecen más largos cuando hablamos de suministrar agua en buenas condiciones a los vecinos. La situación no ha llegado al límite aquí -básicamente las quejas son por precio y calidad-, pero son casos como los de Fuerteventura o Lanzarote los que nos debieran hacer reflexionar seriamente sobre el asunto. 

Entre la ladera de Tigaiga y Fuente La Guancha, el sacrificio de un pueblo necesitado de calmar la sed les llevó a afrontar obras de galería que en su conjunto pudieran llegar a una distancia de 50 kilómetros. Estamos hablando de perforaciones que rondarían entre los 2.000 y los 5.000 metros, aunque algunas como Río La Guancha, que actualmente no produce nada de agua, se acercan a los seis kilómetros de profundidad, con todo lo que eso representa de esfuerzo casi desesperado por alcanzar el acuífero. Pero hoy en día están en casi total abandono y sin gestión de ningún tipo, hasta el punto que muchos propietarios o herederos incluso ignoran de la existencia de esas participaciones o los que creen tenerlas no encuentran forma de encontrar a los gestores.  

Galerías como la de Bilbao, El Partido, Obispo Rabasa, Fuente Pedro, Río de La Guancha, Lajas del Andén, La Esperanza, las dos de Vergara, El Bucio, El Arrollo, El Pinalete, Laurel, Santa Teresa, Monte Frío, Las Monjas, La Chaurera, Fuente de los Mesa, Victoria, Lomo Colorado, El Porvenir, El Desriscadero, Los Palomos, San Agustín (que se hundió cuando la perforación llevaba unos 50 metros y los trabajadores escaparon por el techo) o El Cedro, ya en Icod de Los Vinos, son la prueba evidente de lo que ha supuesto este esfuerzo sobrehumano que debería ser conocido y reconocido hasta en los propios colegios.  

Salvo excepciones, téngase en cuenta que Vergara es la galería con mayor caudal de Canarias, con más de 1.000 pipas/hora aproximadamente. Como hemos dicho, estamos hablando de un abandono generalizado y agravado desde el triste episodio de galería de Los Cochinos, que provocó una auténtica desbandada de las directivas de la mayoría de las explotaciones al descubrirse las graves responsabilidades en las que en un momento dado se puede llegar a incurrir.  

Por eso, y visto que esto ya no se trata tanto de un problema de titularidad de la propiedad sino de un recurso estratégico que se está abandonando y perdiendo, parece obvio que esta sociedad tiene que ir a un planteamiento responsable de cómo gestionar los recursos. Y quizás haya que seguir el ejemplo de esos ayuntamientos que han dejado al margen los colores políticos para enfrentar el problema porque, efectivamente, el agua ha de ser “una responsabilidad compartida” puesto que es un elemento vital que, sobre todo en las medianías, no puede ni debe depender de las desaladoras marinas teniendo en cuenta los altos costes que representa la elevación. 

Necesitamos volver a entrar a la mayoría de esas galerías, sobre todo, a las que aún tienen capacidad de producir agua, para limpiarlas de la mano de técnicos especialistas que sean herederos de los cabuqueros de Las Rosas, La Vera, Fuente el Bardo o Lajas del Andén. Esos hombres que se especializaron en la perforación de galerías y salieron también de esas medianías del Noreste rumbo a La Palma y a otras comarcas como mano de obra especializada y muy poco reconocida hasta la fecha como trabajadores de un recurso estratégico.  

Más allá de eso, tenemos que irnos a un planteamiento sostenible e igual que hablamos de residuos cero o kilómetro cero, tendríamos que hablar de cero pérdidas de agua, que en algunos casos están rozando el 40%-50% y eso no sólo es inasumible, sino que representa una auténtica vergüenza en nuestra tierra e incluso para otros lugares, por muy abundante que pueda resultar el recurso. Por eso hay que renovar urgentemente las redes, completar los saneamientos y establecer los sistemas necesarios para devolver las aguas depuradas a nuestros jardines o nuestros cultivos, renunciando en lo posible al emisario como “solución” a nuestras aguas negras.  

Obviamente, hay que partir de planteamientos que limiten al máximo la sobreexplotación a la que se ha visto sometido nuestro acuífero y trabajar, en la medida de lo posible, por su recuperación. La demanda de agua es la que es, pero tampoco debemos renunciar al ahorro. Lo que está ocurriendo en Lanzarote y Fuerteventura nos pone de manifiesto que no se trata de un problema tanto de titularidad del agua -allí es pública-, como de buena gestión y de eso hay ejemplos en Tenerife.

Debemos apostar por un planteamiento social y ambiental que, en el caso de las galerías, está claro que no puede ser el abandono que han sufrido en los últimos 30 años, en los que no se ha entrado en muchas de ellas. O la cantidad de impedimentos, incluso para desescombrar hacia vertederos autorizados, cuando en verdad está prohibido hasta meter una pala en espacios mayoritariamente protegidos. Agua barata y buena parece evidente que con estos niveles de demanda, si no se interviene con decisión y compromiso, pudieran ser pretensiones de muchos que al final terminen por enfrentarnos entre todos. Bastante tenemos ya con la política diaria para que el agua se convierta también en motivo de discusión y disputa. Pongamos la solución antes de que llegue el conflicto.


Wladimiro Rodríguez Brito y Juan Jesús González

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