sábado, 2 de abril de 2022

PAPAS EN TIEMPO DE CRISIS

Queremos hacer unos ‘surcos’ que tenga una lectura próxima al territorio y a la problemática que imponen los nuevos tiempos. No voy a sembrar en un campo cargado de malas hierbas o en suelos pedregosos, con lamentos o alegatos futuristas de supuestas alternativas y supuestos modelos con aplicaciones que nos “agradecen” con fórmulas “mágicas” para sembrar felicidad y progreso. No existen elixires ni crecepelos ni montañas de sueños que distribuyen la felicidad. Estamos en una época en la que necesitamos ideas y alternativas y más en un marco geográfico y social complicado como el del Archipiélago. 


Los siguientes ‘surcos’ deben hacernos reflexionar, ya que está en nuestras manos producir las papas que demandan los estómagos de los canarios y también podemos producir una partida para exportar, ya que tenemos terrenos y personal ociosos en las medianías de las islas. Son terrenos que se pueden cultivar sin apenas agua, mirando básicamente para las zonas regadas por los alisios en el norte y noreste de los cincos islas occidentales, incluso en el norte de Lanzarote.

Aquí y ahora tenemos personal con conocimientos suficientes para cultivar papas si garantizamos una rentabilidad mínima para esos campesinos. Veamos algunos datos para reflexionar tras analizar el régimen específico de abastecimiento (REA), las importaciones de papas para sembrar, la cosecha de primavera-verano en Canarias, y las importaciones de papas de semillas en los últimos meses del año 2021 y hasta marzo de 2022.

Los datos son sorprendentes. Hasta diciembre de 2021, se importaron  1.222.075 kilos y en lo que va de año -de enero a marzo- 192.500 kilos. Es decir, hemos importado papas, ya que hemos de sembrar 1.200 k/ha. No olvidemos que es la siembra más importante del año en Canarias, a lo que le hemos de añadir las papas de semilla de color en Anaga, Valle de La Orotava, Icod El Alto, El Rosario ( las papas borrallas, bonitas, ojo perdiz y colorada de vaga, entre otras). 

Los datos son contundentes: toda Canarias tienen sembradas en estos días de abril menos papas de lo que sembró el municipio de Los Realejos en el año 1984, cuando dicho año se sembraron en Canarias en torno a las 11.000 has de papas y Los Realejos algo más de un millar.

Queridos lectores, los tiempos nos obligan a una lectura sobre la alimentación que debe estar unida a aspectos ambientales y a otra cultura del campo. Aquí nos podemos autoabastecer de papas y no depender de las importaciones. Y también podemos vivir, en una buena parte, de nuestra agricultura y ganadería. La rotación de cultivo en una agricultura más sostenible y, sobre todo, la lucha contra la polilla guatemalteca, demanda rotación en los cultivos de papas, cereal y legumbres.

Esto es un aviso para los responsables de la política agraria: la última lectura que hacen los agricultores que aún siembran papas nos indica que no se cubren costes con papas que el año 2021, en la mayoría de los casos, no alcanzaron los 0,40 €/kilo. ¿Podemos sembrar papas aquí y vivir de ellas? Sí, pero y siempre y cuando se paguen los precios adecuados y no se devalúe el trabajo de nuestros campesinos. 

Necesitamos una política agroambiental que favorezca a los que cultivan y limpian las tierras como un tema ambiental -los terrenos cultivados son la mejor prevención para los incendios forestales- y aporte de alimentos frescos a nuestra sociedad, penalizando las tierras balutas.

Los agricultores también demandan la mejora de la comercialización para defenderse antes las grandes superficies y las importaciones. Hemos de cambiar muchas cosas para que el mundo rural no continúe ladera abajo. Debemos asumir que se trata de un tema grave y poner de manifiesto lo que está ocurriendo con el transporte, los combustibles y los problemas ambientales que está afectando gravemente a nuestro campo.

Hemos tenido un marzo lluvioso y los campos están cubiertos, en muchos casos, de maleza cuando deberían estar sembrados. La ganadería depende de alimentación del exterior, ya que aquí faltan pastores y agricultores porque nuestros pueblos carecen de campesinos. El precio de los alimentos lo están decidiendo en la Bolsa de Chicago y en otras zonas como Rusia y Ucrania, que son el gran granero de Europa. 

Vemos con desazón lo que ha ocurrido en los últimos años en Garafía, Barlovento, Los Sauces, El Tanque, Garachico, San Mateo o Vallehermoso. Donde antes había miles de hectáreas sembradas de papas, hoy hay matorrales cargados de basura que ‘agreden’ a los agricultores.

Si queremos mantener nuestro territorio, hay que hacer una lectura diferente de la tierra, de los campesinos, de la agricultura y de la ganadería. De lo contrario, estamos condenados a vivir mirando hacia los barcos que nos traigan la comida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario