sábado, 13 de mayo de 2023

Del Pico Cabras a San Juan de la Rambla

En una lectura del paisaje y el paisanaje de este territorio del norte de Tenerife nos encontramos con uno de los espacios más humanizados de las medianías de la isla picuda como es el macizo de La Fortaleza. En su día, hizo de muro de contención, de tal manera que frenó el avance de las lavas del Teide, impidiendo que éstas cubrieran de malpaís la franja de suelo desde la Fuente de La Guancha hasta la Ladera de Tigaiga (Icod El Alto Campeches - Tierras de Mesa), con pequeños oasis en Las Rosas, etc. 

Se trata de un espacio habitualmente regado por los alisios y, en consecuencia, de las tierras más productivas de los secanos de Canarias. Por ello, no es casualidad que aquí pervivan las papas de color y sea aún una referencia de cereal de trigo barbillo, chochos y rotación de cultivos, por lo que, sin duda, se trata de un territorio referente en el cultivo de secano en Tenerife y en Canarias.

Tengamos presente que aquí se pone de manifiesto algo básico en Tenerife y en Canarias, más allá de la coyuntura electoral del momento, puesto que tenemos que hablar y debatir sobre otra manera de gestionar los recursos como el suelo, agua, agricultura y medio ambiente, mejorar la gestión ante el minufundio y las fincas grandes sin gestión o el relevo generacional.

Los que hemos tenido responsabilidades políticas en dicho territorio tuvimos aciertos y errores y se hizo un esfuerzo en mejorar los accesos con muchos kilómetros de firmes de cemento. También, acaso con menos acierto, se invirtió en la red de agua para permitir un riego coyuntural para salvar las cosechas, caso que ha ocurrido recientemente. Más allá de aspectos coyunturales, tenemos que hablar de medidas sociales y económicas que dignifiquen el trabajo y el medio ambiente de un territorio y una comunidad humana hoy degradada en el plano social y económico.

En Canarias no deberíamos permitirnos mantener colectivos sociales marginados, máxime cuando pueden aportar, tanto en el plano ambiental como en el social, en una comunidad dinámica en el plano productivo y, lo que no es menos importante, un equilibrio ambiental con una barrera de cultivo que frene y aísle el recorrido de los incendios que suelen entrar en el mayor pinar de Canarias con vientos del sureste desde Los Campeches hacia el pinar de Icod, como ocurrió el año pasado. Véanse las imágenes de la misma finca los años 2022 y 2023, gracias a los cultivos se cortó el fuego que avanzaba en dirección a San Juan de la Rambla y La Guancha.





Sin duda, hemos de tratar con otra lectura temas importantes para el campo canario. Por un lado, los temas de las tierras balutas, hoy con serios problemas como bolsas de suelo sin gestión, creando lo que en el campo llamamos suelo para la mundicia. Nos referimos a los lugares en el que se incrementan las plantas asilvestradas y en los que se propaga el fuego con gran facilidad y habitualmente de forma virulenta (zarzas, cañas, cenizos), pero donde también hay ratas y conejos que agreden a los cultivos e inestabilizan las labores agrarias. 

Por otro lado, tenemos zonas en torno a la población, viviendas antaño comunicadas por caminos mayormente dispersos de una población agraria que actualmente se han convertido en pueblos dormitorio rodeados de campo sin prácticamente gestión. Baste como ejemplo ver lo que ocurre Fuerte del Bardo hasta Fuente La Guancha. 

Estamos hablando de territorios con rentabilidad económica garantizada, ya que aquí tenemos posibilidades de producir una parte significativa de lo que demanda gran parte de nuestra población. En otros tiempos, con menos medios, la economía de Tenerife funcionó intercambiando alimentos y semillas entre Icod el Alto- San Juan de La Rambla, vía Las Cañadas del Teide, con el Sur de la Isla- hasta el punto que desde la Cruz de Tea en Granadilla a Icod El Alto tenían como referencia religiosa La Virgen del Buen Viaje, dado que el servicio meteorológico no anunciaba con la suficiente antelación las nevadas en Las Cañadas en la dura lucha de la complementariedad económica entre el barlovento y el sotavento de Tenerife.

Sean estas líneas, por tanto, de acercamiento y compromiso hacia un campo y un medio ambiente más armónico y socialmente más sostenible. Sí, otro campo y otra sociedad deberían ser posibles. Dignifiquemos hoy una cultura de ayer, entendiendo que está en nuestras manos el avanzar hacia un territorio ambientalmente más sostenible y socialmente más justo. Valoremos la vida de los campesinos en el plano económico, pero también, y muy fundamentalmente, en el plano social para tener una tierra menos dependiente y, sobre todo, más justo. 

(Léase el paisaje cultivado de trigo y el fuego el año 2022 en lo alto de San Juan de la Rambla y lo que ocurre en esta imagen de 10 de mayo de 2023).


Wladimiro Rodríguez Brito y Juan Jesús González


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