Tenemos un debate con la agricultura al confundir producir plátanos con fabricar tornillos. Sobre temas ambientales y sociales, en buena lógica, los agricultores locales no pueden competir con las bananas y sus costes de producción.
Leer el paisaje agrícola, por ejemplo, entre Puerto Espíndola y la plaza de Los Sauces y compararlo con las plantaciones de Novoa en Ecuador, pone de manifiesto que la agricultura canaria no puede ni debe mirar hacia el trópico en cuanto a producción por hectárea. Plantear en las islas que esta sea de 80 Tm/ha como pretende ASPROCAN, ignorando nuestros aspectos sociales y ambientales, bien entendidos por la Unión Europea, sería un grave error para mantener el cultivo del plátano en Canarias. La Unión Europea comprendió, tras la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de sostener el campo con “aportaciones públicas”, donde la defensa de nuestros campesinos y del medio ambiente deberían ir siempre de la mano.