sábado, 22 de octubre de 2022

GRAN CANARIA: PAISAJES Y CAMPESINOS

En una lectura realizada desde el aire en octubre de 2022 podemos confundir las tierras de la costa sur de Gran Canaria con las montañas de la verde Irlanda, ya que la naturaleza nos la pinta así tras la afortunada visita del Hernine. Eso me hace recordar que hace unos años tuvimos un paisaje con parcelas verdes gracias al esfuerzo de miles de campesinos que cultivaron la mayor superficie de regadío en Canarias, con más de la mitad de los mismos en dicha isla.

Hasta las primeras décadas del siglo XX la construcción de presas, pozos y galerías  extrajeron del subsuelo de Tamarán la significativa cifra de 160.000.000 m3/año. En este contexto, Gran Canaria producía más del 50% de los plátanos del Archipiélago y el 60% de los tomates, creando, a su vez, un paisaje cargado de cultivos de regadío.

Los terrenos sedimentarios del sureste de Gran Canaria constituyeron un oasis cultivado con más de 3.000 ha de tomates. Así, Santa Lucía, San Bartolomé de Tirajana Agüimes, Ingenio y Telde construyeron la mayor superficie regada de Canarias, creando un emporio productivo y generando un espacio social cargado de problemas, ya que se concentró una población de aparceros en unas condiciones sociales muy duras. De esa forma, Castillo del Romeral y otros puntos de la costa fueron guetos sociales formados por unos campesinos maltratados, como también ocurrió en Taco, El Fraile, Alcalá o Playa de San Juan, en Tenerife. Dichos emporios económicos y paisajísticos son hoy soporte de urbanizaciones y de invernaderos que, en muchos casos, están despellejados por el viento y el abandono, mientras que la producción de tomates se ha llevado a Marruecos y al sureste peninsular.

Las lluvias de septiembre embellecen este paisaje, rompiendo con la naturaleza en una tierra que debemos cuidar el paisaje en lo económico y en lo social. El turismo ve un territorio en ruina como una escombrera y hoy solo quedan cultivados algunos invernaderos que debemos incorporar a la actividad económica y paisajística. Con las aguas de las zonas urbanas depuradas y reutilizadas –tratadas debidamente- podemos regar miles de hectáreas de plantas forrajeras o frutales que complementan la mayor cabaña ganadera de Canarias en esta isla. No olvidemos que el mayor  número de vacunos no está en Garafía o La Laguna sino en la cuenca del Guiniguada. 

Echamos de menos unas leyes que protejan las tierras de cultivos abandonadas para facilitar que los jóvenes se incorporen al campo y obtengan las ayudas suficientes para poder cultivarlos, ya que no estamos regando frutales o plantas forrajeras con los más de 200 hm3 de aguas urbanas. Hay que generar riqueza y paisaje para tener una menor dependencia del exterior y eso pasa por recuperar el campo y a los campesinos.

Necesitamos responsables políticos que estén próximos a los agricultores y ganaderos para la defensa de un sector que demanda más compromiso social, ya que en los últimos años ha habido negligencia hacia el campo y los campesinos. Recordamos en la época del señor Soria el cierre de la central lechera en Gran Canaria o la actitud que tuvo con las navieras que transportaba los tomates a Inglaterra y al continente. También hubo problemas de los fletes de los tomates y la mala comercialización, con la pérdida de más de 20.000 puestos de trabajo en los tomates. O lo ocurrido con la cochinilla en Lanzarote, donde han permitido la entrada  de la cochinilla en Guatiza-Mala dado el abandono del campo. Dicho sea de paso, buena parte de la cosecha de la cochinilla estará sin vender en varios años.

Está en nuestras manos recuperar miles de puestos de trabajo y depender menos del exterior. Tenemos que reencontrarnos con un ‘ayer’ y no es entendible que el paisaje que contemplan más ojos en Canarias esté rodeado de instalaciones ruiniformes 

Lamentamos que el paisaje irlandés que tenemos en Gran Canaria gracias a las lluvias de septiembre se borre cuando salga el sol y volvamos a un paisaje de invernaderos despellejados. Eso sí, aquí se sigue hablando de la ‘huella de carbono’, ‘kilómetro cero’ y ‘economía circular’ por unos gestores que no ven ni entienden un paisaje con vida, cultura, esfuerzo e ilusión que nos hacen menos dependiente en el estómago y lo mental. Las autoridades tienen que hacer un esfuerzo por desterrar del medio rural lo marginal y el maltrato económico y social y recuperar las tierras con jóvenes que quieran labrarse un futuro en nuestra tierra.


1 comentario:

  1. Enhorabuena Wladimiro. Así se defiende nuestra tierra y a nuestra gente. Un fuerte abrazo. Ramón Díaz Hernández (profesor de Geografía de la ULPGC)

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