Las últimas lluvias me obligan a rasguñar estas líneas sobre el incendio del pasado verano en Tenerife y los entornos de éste, ya que con el campo seco no me pareció prudente analizar el tema.
El incendio se produjo en una zona conflictiva en la historia de Canarias y ya en mi etapa como consejero de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife sufrí y viví hasta tres conatos al día. El papel de los pirómanos y el entorno da para escribir un libro, aunque casi es mejor no darles más protagonismo.